jueves, 16 de septiembre de 2010
El Indio Amazonico
jueves, 2 de septiembre de 2010
Esoterismo: Qué Pasará Mañana
No tienen bola de cristal pero presagian qué pasará en el futuro. Viven de esa constante humana de indagar lo que vendrá, porque el pasado ya se vivió y el presente se está viviendo aún. Se hacen llamar Consejeros Sociales. Dicen que harán retornar al ser querido alejado; conseguir empleo a quien lo solicite; mejorar la suerte ; hablar con el más allá e incluso cumplir toda clase de trabajos en bien o mal de la humanidad. Sus promesas nadie las certifica.
Tales prácticas y creencias humanas no son nuevas. Datan del siglo atrás. Quizás, nacieron con la humanidad misma. Algunos piensan que estas, son prácticas referenciales de lo rural, pero la realidad muestra que lo urbano, en materia esotérica, no encuentra inconveniente alguno en combinarse con su antagónico y brindar paliativos.
Las prácticas y sus autores, se acogieron a las situaciones modernas. No solo transmiten su saber a traves de la tradición oral, sino que recurren a la publicidad.
Otrora, ocuparon la madrugada de muchas emisoras radiales que terminaron sancionadas por el Ministerio de Comunicaciones.
Pero ellos, los Kendur, los Numar y otros, siguen en ese oficio. La gente de distintos estratos sociales los busca en sus consultorios llenos de sorteligios y con olor a riegos. Consejeros sociales: ilusión o realidad? Aquí le curamos toda enfermedad por grave que ésta sea, le resolvemos su problema por difícil que se presente, este y otros servicios similares son los que suelen ofrecer personas que han creado, con las dificultades ajenas, su propia profesión.
Amas de casa, estudiantes, comerciantes, ejecutivos y todo ciudadano que haya tenido algún inconveniente ha recurrido, así sea por curiosidad, a un consultorio de los llamados consejeros sociales. A pesar que en nuestro medio las barreras socioeconómicas marcan una evidente diferencia entre las gentes, para el presente caso estas desaparecen en vista que hasta los consultorios arriban personas con diversos ingresos dando muestras que la búsqueda de soluciones, por disímiles que sean, involucran a todos. Una dolencia física, una mala situación económica, la carencia de empleo, el abandono de un ser querido y otras situaciones que afectan el normal comportamiento humano, hacen de los consejeros, parasicólogos, curanderos, pitonizos y demás especialistas en la materia, unos seres útiles para sus clientes. Como toda actividad o servicio, el ofrecido por estas personas tiene su valor. Es ahí donde aparecen las tarifas diferenciales, en consultas, que van desde los 500 hasta los 20 mil pesos. El mayor precio depende de la garantía que tenga el trabajo de cada consejero. Aparte de esto, cabe mencionar otros costos que se adicionan una vez se presenten servicios alternos o tratamientos . En efecto, el precio de un tratamiento puede ascender a varios miles de pesos. Pero ante la posibilidad de encontrar algún alivio o solución a su problema, los clientes no tienen reparo y optan por pagar lo que les cueste. La amabilidad y cortesía son quizás un par de características que siempre van acompañadas al momento de ofrecer la atención. Pero así como en cualquier consultorio médico de renombre, el público se aglomera para solicitar la consulta con el especialista . En este caso los clientes no le dan mayor importancia al factor tiempo. Pasan los minutos y horas enteras; se pierde una mañana o una tarde e incluso varios días, pero lo que interesa es obtener a la postre la consulta con la persona de la cual se espera una pronta solución al problema individual. Generalmente, las sedes de sus establecimientos cuentan con un montaje que se asemeja al de una oficina empresarial. Sillas en ocasiones cómodas, salas amplias y el infaltable olor de las aguas destinadas a mejorar la suerte de sus clientes, son algunas de las múltiples características que poseen estos consultorios. Los consejeros se consideran profesionales de su saber. Por eso ellos se convierten en médicos, curas, abogados, sicólogos e incluso asesores comerciales, dependiendo de la problemática consultada. Así mismo, a nivel de los problemas también se presenta una variedad que va desde los casos sentimentales hasta las enfermedades físicas, pasando por la tradicional búsqueda de la buena suerte. Tampoco se presenta una posible exclusividad, dado que cualquier persona está expuesta a tener quebrantos de salud o atravesar por problemas sentimentales. La gente siempre está en una constante búsqueda por mejorar su presente situación, de ahí que encuentren en los consultorios una alternativa de solución a su problema , dijo Germán Meza, quien desde hace varios años se hace llamar profesor Numar. Al parecer, en lo que respecta a los días más frecuentados por la clientela, sí existe una preferencia. Martes y viernes son fechas claves para que la efectividad funcione. Así lo dejan entrever las opiniones de los usuarios. La terapia que encuentran los clientes se inicia en el instante que ingresan a los despachos de los consejeros. De esta forma se explica que uno de los factores causales de la visita a los consultorios es la imperante necesidad en las gentes por comunicarse con sus semejantes, una posibilidad que se ve cada vez más restringida por el individualismo. Muchos de los clientes no han encontrado apoyo en su propio hogar y lo buscan en los consultorios. Las especialidades y los elementos utilizados para llevar a cabo este trabajo son bien particulares. Al interior de estos specialistas hay de todo. Consejeros sociales, curanderos, parapsicólogos, quirománticos, cartománticos, espiritistas, culebreros, santeros y una gama de personas inscritas en las disciplinas esotéricas. La característica común de la mayoría es el sentido comercial que le incorporan a su trabajo. Los resultados solo lo conocen quienes a diario visitan a su guía espiritual de cabecera. Es de anotar que los elementos usados para llevar a cabo determinado trabajo, varían desde un alfiler hasta largas jornadas de meditación y trance. Aquí pueden mencionarse jabones, plantas, medallas, crucifijos, esencias y todo riego imaginable. Queda una inquietud respecto a la real efectividad que aseguran tener estos especialistas. Si en efecto ellos tienen la posibilidad de diagnosticar fórmulas que curan los males ajenos; preveer el futuro de las gentes y restablecer la suerte de estas, o si dichos conocimientos serán utilizados para garantizar la estabilidad emocional, laboral y familiar de los consejeros sociales? Encanto popular Por qué el público acude masivamente a consultar al profesor fulanito o al hermano sutanito? Es factible que una de las razones esté en el recurso publicitario utilizado. Volantes repartidos en el centro de la ciudad, destacados avisos en algunos medios escritos y la publicidad a través de la propia clientela que coadyuva a generar mayor demanda. Podría pensarse que la capital vallecaucana es una ciudad apta para que se generen esta clase de prácticas, que se identifican con costumbres rurales. O puede ser que la asistencia permanente a estos consultorios sea una reacción del público frente a la frialdad de los profesionales de la medicina, la sicología o disciplinas afines, destinadas a atender la problemática ciudadana. Hace unas semanas el profesor Pitter se quitó la vida de un disparo. Su clientela quedó con la duda si su decisión se había precipitado al no resolver sus contingencias personales.
La semana de los ‘paganos
Muchas personas aprovechan la Semana Mayor para visitar ‘santeros’, adivinadores, guías espirituales y otros representantes del paganismo moderno.
Unos visitan monumentos. Cientos de réplicas del Divino Niño como un sustituto eficaz del hijo de Dios en la tierra. Muchos pecan y rezan para empatar, como ordena la frase popular. Por eso, durante toda la Semana Santa, al pie de los confesionarios se cuentan largas filas de personas buscando una penitencia que los absuelva. Y otros cuantos, probablemente llamados ‘paganos’ por la Iglesia Católica, buscan la reflexión espiritual en otros templos. Se hacen leer las cartas, se aplican pócimas y toman hierbas.
Actualmente, el paganismo es relacionado con los rituales que estén por fuera del islamismo, cristianismo y judaísmo. A esta expresión se afilian seguidores de los celtas, chamanes, adivinadores del destino y quienes practican la wicca (considerada el renacimiento de la antigua brujería). En Bogotá abundan los lugares no religiosos. Allí, las imágenes divinas adornan las paredes muy cerca del pentáculo (estrella de cinco puntas) y retratos de los santos a los que se les atribuyen milagros. Todo, la romería y el paganismo, en un solo lugar.
María Piedad Consuegra, quien lee el tarot, practica reiki y formula gotas florales para aliviar cuerpo y mente, cuenta cómo es la Semana Santa para ella: “Llegan más pacientes que en otras épocas del año en busca de conectarse con su parte espiritual. Les recomiendo meditar y un vía crucis personal, es decir, si son muy malgeniados, deben perdonar a alguien, y si comen mucho, pueden hacer una dieta. Como es común para la cultura celta, también aconsejo contactarse con la naturaleza”.
A su vez, cada rincón del Templo del Indio Amazónico está atestado con figuras como Buda, el Señor Caído, el Sagrado Corazón de Jesús, animales disecados y cientos de fotos del Indio. Este ‘templo’ tiene sedes, incluso, en Los Ángeles y Nueva York. La gente acude para conocer su supuesto futuro y comprar amuletos que prometen dinero, buena suerte en juegos de azar y la atracción forzada de un amor que no fue.
En las vecindades de la ciudad, en Facatativá, cerca de 36 kilómetros separan al cuarto de santos Leonardo Landínez de su antigua casa a la altura de la calle 116. En el cuarto, vasijas llenas de granos, licor, tabaco y sangre de animales representan ofrendas a los santos africanos de la llamada religión Yoruba. Son estatuas de madera y piedra que de acuerdo con la tradición se encargan de cumplir los deseos de la gente. Landínez, un hombre tan común como cualquier parroquiano tiene su propia versión de la Semana Mayor. “Para la santería, la Semana Santa no tiene nada de especial. Orumila, nuestra máxima deidad, fue un testigo privilegiado de la creación. Cuando Jesús nació, él ya conocía su destino y en cuestiones de creencias, fue un hombre intrascendente”.